Los ambientes capaces de albergar vida
microbiana reflejan el amplio espectro de la
evolución de estos organismos. Se han encontrado
especies que viven a temperaturas comprendidas
entre el punto de congelación y el punto de
ebullición del agua, en agua salada y en agua
dulce, en presencia y en ausencia de aire. Algunos
han desarrollado ciclos de vida que incluyen una
fase de latencia en respuesta a la falta de nutrientes.
Los microorganismos se hallan capacitados para
acometer una extensa gama de reacciones
metabólicas y adaptarse a muchos ambientes
diferentes . Por su poco peso pueden ser
transportados por las corrientes de aire y estar en
todas partes, pero las características del ambiente
determinan cuáles especies pueden multiplicarse.
Existen varias clases de microorganismos: mohos,
levaduras, bacterias, actinomicetos, protozoos,
algas, virus. La figura 1 muestra el tamaño
comparativo de algunos microorganismos.
El suelo es uno de los ambientes donde un conjunto ingobernable de
microorganismos compiten entre sí para obtener lo que todos ellos necesitan: nutrientes
y energía. Al mismo tiempo, los productos de su metabolismo alteran la composición
química del suelo donde habitan. Más aún, los propios microorganismos evoluciona n
en respuesta a la presión del ambiente (3). En un suelo agrícola están presentes
alrededor de 101 0
organismos por g de suelo y constituyen una biomasa de
aproximadamente 1500 kg por Ha, lo cual corresponde a un cordero por cien m2
Un .
gramo de suelo fértil puede contener 5 m de micelio fúngico, 10 8
células bacterianas, 106
esporos de actinomicetos (4) .
En los animales monogástricos la población bacteriana alcanza su máximo nivel en el
intestino grueso y el impacto metabólico de la microbiota es considerable. En el
rumiante la acción de los microorganismos contenidos en el rumen es aún más
espectacular, pues al degradar la celulosa permiten al animal alimentarse de forrajes (5) .
Numerosas especies bacterianas y algunas veces incluso algas microscópicas o
protozoos, proliferan en las superficies expuestas a la humedad formando una
biopelícula de microorganismos contenidos en una matriz de polisacáridos, cuyo
espesor puede oscilar entre algunos micrómetros y pocos milímetros, que se adhiere
fuertemente a la base. Las biopelículas se forman en todas las superficies sumergidas,
tanto en agua dulce como de mar, o bien sobre soportes constantemente húmedos tales
como paredes de la cañería de agua, pisos o dientes. El 99% de toda la actividad
microbiana en un ecosistema abierto ocurre sobre las superficies (6)
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